sábado, 24 de octubre de 2015

La percepción del paisaje en la pintura contemporánea de Diego Jaramillo



 
 
Una muestra sin nombre por su sentido mismo comunicativo que pretende llevar al espectador a sacar su propia conclusión una vez que vea sus cuadros, eso es lo que propone Mario Jaramillo en la exposición que presenta en una de las salas del museo Pumapungo.

Tres partes conforman esta muestra de más de 30 obras. La primera, por decirlo así, es una  colección de cuadros en pequeño formato, cada obra la constituyen dípticos, trípticos o polípticos.

En cada una de estas propuestas Jaramillo hace alusión al paisaje.  Como todo paisaje este es un espacio construido culturalmente, es decir,  se hace a partir de las memorias, la vivencia y las relaciones con el entorno.

El paisaje de Jaramillo no es figurativo, no responde a la reproducción de la forma convencional; es un paisaje abstracto, los colores, texturas y trazos asemejan a una laguna, a un firmamento, a la tierra misma.

Estas obras colectivas se abren al diálogo, se las puede colocar de diferente forma y su sentido continúa abierta a la interpretación. En esta sala los trabajos de Diego se ubican en la pared como también en el piso.

La segunda sala exhibe trabajos en los que el artista insiste en el tema del paisaje, solo que aquí las obras son individuales y en gran formato. Ese paisaje trasluce a espacios deshabitados, a lugares desolados. La forma convencional del paisaje tampoco está plasmada en la obra, aquí las imágenes se prestan para una interpretación más profundas, guiadas por el tamaño de los cuadros.

Los colores predominantes son los grises, los beige, uno que otro tono verde. Esos grises el artista los ha trabajado de tal forma que logra una textura matérica, es decir con ellas Diego dice que el paisaje también es materia.

Hay que ver, observar, poner fija la mirada en cada obra para luego familiarizarse con ella y llegar a deducir lo que el artista trata de contar.  “Así como hay el libre albedrío… las  obras de Diego están la libre interpretación”.

En la segunda sala, Diego presenta unas muestras de lo que sería  un conjunto de auto-retrato, un conjunto de cuatro obras, imágenes que se aproximan a la caricatura.

La tercera sala tiene una especie de cuadros rasgados, que están pintados como un cuadro común, y sobre esos están plasmados una serie de texturas y luego rasgadas esas texturas para que aparezca algo de esas texturas.

Así son las obras de Jaramillo, el trabajo pictórico producido en los últimos tiempos que se expone en una de las salas del museo Pumapungo. (BSG)-(I).
 
 
 

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